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DESESPERACION

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(Publicado el sábado 24 de agosto de 2019 en el diario El Universo)

Cuando las políticas y los políticos no responden a la gente como ella espera, surgen respuestas desesperadas que encierran en su elección más de la desilusión que de la certeza. Eso comenzó a pasar en Argentina hacia finales de los años noventa del siglo pasado cuando conocidos cantantes como Palito Ortega o corredores de Fórmula 1 como Reutemann fueron electos gobernadores. El resultado fue peor de lo esperado para ambos y en especial para un país que no lograba entender cómo salirse de un sistema que había erosionado todas sus esperanzas. Los cómicos o payasos no se quedaron atrás. Tiririka, en Brasil, alcanzó el Congreso con una cantidad importante de votos como lo hicieron un par de dúos cómicos en el actual Congreso del Paraguay. En Guatemala, otro alcanzó incluso la presidencia y hoy vive exiliado en Nicaragua luego de haberse nacionalizado ciudadano de este país para huir de la justicia de su país. Lo más importante es saber qué hay detrás de todo esto que sabemos es una reacción de fastidio hacia la “política tradicional”, aunque se sabe que las opciones ofertadas y elegidas pueden empeorar aún más la realidad que se vive.

En medio de esta degradación institucional muchos de los electos se comunican con sus seguidores en las redes sociales, donde continúa el divertimento para ellos, pero el sufrimiento para muchos. Los hay con mayor o menor capacidad histriónica y con notable habilidad para abrir frentes de conflictos en los cuales distrae las acciones generalmente aburridas o rutinarias de la acción de gobierno que busca resolver la vida de la gente. Hay siempre un momento de quiebre en todo esto cuando la economía no logra estabilizar la vida de la gente y ahí no alcanzan ni los chistes y menos las provocaciones de estos actores de la política que surgieron como respuesta a la inacción de gobernantes anteriores.

Nos hace falta entender la crisis del sistema para observar cuáles deben ser las opciones y alternativas. Hasta ahora la respuesta no viene de los sectores tradicionales que son también víctimas de este cambio de era que vivimos. Se están probando opciones desde la gestión, pero no alcanzan a resolver problemas más complejos y generales. La economía está acabando un corto ciclo de globalización y vamos camino a la vieja conformación de naciones-estados que miran con recelos a sus vecinos y ya no los consideran aliados en la convocatoria común de buscar la realización colectiva regional. Los nacionalismos se  nutren en discursos xenófobos y contrarios a aquellos que no parezcan iguales a uno, mientras el poder político se torna más autoritario y refractario a buscar alternativas en democracia o en libertad. Estas dos cuestiones capitales del mundo occidental por este camino van camino a perder su gravedad luego de años de construir un imaginario que no se transformó lamentablemente en muchos países en un esquema de oportunidades para la gente.

Debemos mirar con detenimiento las últimas décadas perdidas y actuar en consecuencia con un nivel de sinceridad que exceda el marco sancionador con el que se ha manejado la política desde hace tiempo. Requerimos más exégetas de este tiempo nuevo que devuelva la esperanza a unos conglomerados humanos conducidos a la desesperación de la que generalmente se aprovechan los fascistas y autoritarios.  Es tiempo de rever posturas y actuaciones

Por Redaccion central

Escritor, abogado, profesor y periodista

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