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STROESSNER Y EL PARTIDO COLORADO: UN MATRIMONIO DEMUTUA CONVENIENCIA

Muy pocos podían haber imaginado que cuando se decidió traer a Stroessner para pacificarlas aguas enturbiadas de la política paraguaya se estaba en realidad abriendo las compuertas a una larga dictadura que colocó al partido colorado como aval político de un militar cuyo objetivo de poder excedía en mucho la débil institucionalidad partidaria. La fotografía de Epifanio Méndez Fleitas saludando a Stroessner ante la mirada de Tomas Romero Pereira y Mario Abdo Benítez es acaso una postal que resume abyección, sometimiento, traición e indignidad argumentos sobre los cuales se cimentó un régimen político de 35 años que tuvo la complicidad y el azar de factores locales e internacionales como ejes de consolidación. El partido fue un rehén es cierto pero no midió el costo que tenía el alcanzar y consolidar el poder por sobre cualquier institucionalidad republicana. Intentó deshacerse en1958 de quien había sido puesto ahí cuatro años antes para apaciguar las turbulencias momentáneas mientras los políticos buscaban una salida a una condiciones de ingobernabilidad que ellos mismos habían creado.

 

Los colorados en su mayoría subestimaron a Stroessner y este emprendió la consolidación de su poder omnímodo sobre la base de una repartija del poder que incluyó a todos los sectores sociales de un partido inicialmente liberal en economía y conservador en lo social, que después hizo del socialismo y el nacionalismo instrumentos de adhesión de vastos sectores marginados de la vida política paraguaya. En ese partido-catedral cupieron todos. Opresores y oprimidos, campesinos y citadinos, ricos y pobres en una coyuntura política donde el anticomunismo

 

Era la bandera dominante en occidente liderada por EEUU que brindó un amplio apoyo a varias dictaduras de América Latina. Marginados los críticos, el partido colorado se adhirió a un Stroessner que encontró en dicha agrupación política el instrumento ideal para darle fachada democrática a un régimen cuya acción práctica distaba mucho de esos valores. Entre sus más conspicuos adherentes estaban aquellos que habían dejado atrás sus ideas socialistas como EzequielGonzález Alsina convertido en un apasionado defensor de un régimen que según uno de losfundadores de la ANR: Tomas Romero Pereira todo se resumía en tres cosas: “seguir aStroessner, seguir a Stroessner y seguir a Stroessner”. El partido colorado y el tirano sellaron un pacto de mutuo conveniencia donde lo que importaba era mantenerse en el poder a cualquier costo. El precio pagado fue alto no solo para este partido sino para la sociedad paraguaya en su conjunto que internalizó los anti valores de ese poder compartido como naturales a la matriz política nacional. Así el clientelismo y las prebendas dominaronla gestión de consolidar adhesiones y la abyección al que detenta al poder se hizo unapráctica común abandonando toda forma creativa que básicamente pasó a denominarsesubversiva en un gobierno chato, corrupto y mediocre. La distribución del poder es cierto sehizo de tal manera que ningún sector social o económico que se adhiriera a Stroessnerquedara sin su recompensa y el dictador se solazaba concediéndolas en directa relación alas lealtades que se juraban en público o en privado. Los sectores sociales se disputaban elacceso a las recompensas del poder en directa proporción a las zalamerías que eran capacesde pronunciar y de articular en simposios, convenciones y actos políticos. Hubo desdequienes pidieron el vitaliciado hasta aquellos que quisieron convertir a Stroessner enMariscal. La tarea de ensalzar la figura de un dictador que se mantenía sobre el silencio quecubrió al Paraguay durante largos años ante otros dictadores regionales que dominaban laescena internacional, fue parte de una liturgia partidaria que acabó con toda forma de“evangelio doctrinario”. El grito de “seguir a Stroessner” pronunciado por un decrépitoRomero Pereira forzado a subir a duras penas a un equino en cualquier desfile de lealtadesfascistoides, era en su simplismo suficiente para sepultar toda forma de oposición interna oexterna. I

 

El partido colorado se organizó en el exilio pero de manera fraccionada y amorfa loque privó de fuerza suficiente para derrocar al tirano. Se dieron intentos aislados además degestos valientes y heroicos de parte de muchos de ellos como el caso del Dr. Goiburu pero no alcanzaron a inmutar a un régimen político que por ese tiempo había alquilado ocoaptado a la mejor inteligetzia partidaria cuyos niveles de abyección y sometimiento debían ser expresados de manera pública y en competencia con los demás líderespartidarios de menor nivel cultural o alcurnia. Stroessner disfrutaba de este juego perversorebajando a su paso honras y dignidades. Su poder era mayor en proporción directa de lacapacidad de quienes se ufanaban de tradiciones, prosapias y educación. Con ellos disfrutaba de un poder donde se combinaban argumentos históricos, nacionalistas y deseguridad nacional. Tuvo a Edgar L. Ynsfran como ministro del interior el tiempo suficientepara que “demostrara ante el tirano y su partido” la lealtad más servil que cuando más sehumillaba más débil se tornaba ante el dispensador del poder. Stroessner vejó a un paiscompleto y usó al partido colorado como herramienta para dichos propósitos. Se mofó yexpulsó a varios que lo colocaron en el poder y estableció un sistema de persecuciónselectiva que hizo del miedo su principal herramienta de poder. No tuvo miramiento algunoni tampoco le importó la base doctrinaria de un partido que para ese entonces se habíaconvertido por obra de sus dirigentes, en un rehén cómodo, soberbio y corrupto.Stroessner no tenía otra idea que mantenerse en el poder y echó mano a lo quetuviera disponible para extender su reinado por más de tres décadas. Hizo del partido unmecanismo de adhesión obligatoria para cualquier actividad pública o privada. Desde elingreso a una escuela, colegio o universidad publicas hasta las licitaciones convertidas enverdaderas oportunidades para hacerse rico porque según repetían Natalicio González habíadicho que “no debía haber colorado pobre”. Se merendaron el estado e hicieron de él unabolsa generosa desde donde se repartían prebendas y canonjías. Las seccionales coloradasse multiplicaron, la delación se hizo parte cotidiana de la vida de amigos, familiares y todoambiente social, la tortura para quienes osaban discutir el poder, la muerte para aquellos“revoltosos incurables” que eran amenazados primero por la “Voz del coloradismo” y luegoperseguidos con saña por las fuerzas de seguridad diseñadas a la usanza nazi.

 

 

EL MIEDO COMO MECANISMO DE DOMINACION

 

Un país puede ser gobernado por miedos y por esperanzas. Stroessner hizo de lo primero suargumento basal, sobre eso construyó su régimen y en su nombre doblegó a un partido colorado que había visto desde afuera el poder por mucho tiempo en el siglo XX y quecuando lo tuvo no lo supo administrar. Concedió la tarea a un militar quien en nombre de lapaz y el progreso lo sometió de manera vil y despiadada. Usó de la guerra fría paraprovecho personal consolidando su régimen anticomunista y jugando con aperturasseudodemocráticas que solo servían para solazarse en un juego de poder donde lo único queimportaba era someter y rebajar a sus aliados y adversarios. La situación de partido-cautivohizo del colorado una persona temerosa, servil, abyecta, conformista y cómoda con laadministración del poder. Stroessner no exigía nada más que lealtad y en su nombreadministraba las prebendas. Cuando un sector, el militante se creyó con mayor derecho queel ala tradicionalista en 1987 se produjo el inicio de la caída. La senilidad del tirano pudohaber sido la única explicación a un error de cálculo que concluyó con su derrocamiento el2 y 3 de febrero de 1989. Para ese entonces el partido colorado se había constituido en una fuerza cultural del Paraguay cuyas acciones eran emuladas incluso por sus adversarios de ocasión que ambicionaban alcanzar el poder para disfrutarlo “como lo hacían los colorados”. El pais se había vuelto económicamente dependiente de un estado sectario y partidista que dominaba toda la economía nacional. Sus empresas publicas de agua, luz, teléfono, cemento, líneas aéreas, fluviales, de elaboración de cañas y la construcción de las dos grandes represas de Itaipu y Yacyreta habían generado tal cantidad de dinero que lamotivación central de pertenecer a esta agrupación política pasaba por el disfrute del dinero que se generaba a cambio de sumisiones y lealtades. La sociedad en general veía emerger alos “nuevos ricos” que mostraban su fortuna ante un pueblo envilecido y sometido. Indudablemente la peor herencia de Stroessner al partido colorado es haberlo hechouna agrupación política movida únicamente por el afán de lucro que terminó por agotarlo.Pudo aun sobrevivir a la transición de la que dijo era también su obra. Hecha por losmismos que disputaban lealtades con el tirano. Por aquellos que viendo la senilidad del dictador y la emergencia de un sector político relacionado a los sectores originalmente más pobres pero enriquecidos por Stroessner, decidieron conspirar para derrocarlo. Lo contrario sería que otro Stroessner (Gustavo) sustentado por los militante quien iba terminar conellos. Conspiraron con los militares, grandes actores políticos del Paraguay desde susorígenes, apellidos como Chávez, Ynsfran, Argaña, González Torres que encarnaban a losbrahamanes del partido que habían sido burlados por los Jacquet, Abdo Benítez, GodoyGimenez y un confundido Montanaro que bien podía había pertenecido al primer grupopero que su abyección al tirano lo terminó de colocar en “el bando equivocado”. La ANRlideró el proceso de transición con cierta tranquilidad con Rodríguez a pesar de que en laConvención Constituyente de 1992 era evidente que ya no se podía seguir manteniendo launidad granítica como se ufanaban en tiempos de Stroessner. La destitución de Argaña desu cargo de Canciller y la ausencia de un liderazgo alternativo entre quienes apoyaron alGeneral Andrés Rodríguez, convirtieron a la constituyente en el primer escenario donde seluchó por el poder después de la caída de Stroessner. Este no supo mantener la armoníaentre sectores sociales distintos y terminó siendo víctima de su propio juego. Rodríguezcreyó en la gratitud de un sector del partido no evaluando de manera correcta que enrealidad los tiempos no eran los mismos y que los tradicionalistas habían empezado aconformar el viejo partido colorado uniendo a sectores campesinos funcionales siempre alos lideres citadinos y en nombre de la reconciliación acoger a los dirigentes de lamilitancia que deambulaban sin rumbo ni poder pero con miedo y angustias a unirse al expresidente de la Corte stronista para buscar el poder en 1993. Ese sector se opuso a laposible reelección de Rodríguez a pesar de que este había afirmado que no buscaríacontinuar el poder además de haber tenido el compromiso del reconocimiento internacionalespecialmente de EEUU a cambio de culminar el periodo que Stroessner debía cumplir. Elpartido colorado se fragmentó entre los oficialistas y los opositores al gobierno de turno.Las rencillas eran tan duras que dejó a los “reales opositores” a un segundo plano. Lapercepción ciudadana era en los noventas que el poder se debatía solo entre colorados. LinoOviedo figura importante del golpe de estado contra Stroessner entró a disputar de lleno elpoder partidario contra el sector liderado por Luis María Argaña, y a pesar de que el generalde caballeria se ufanaba de su acción heroica de intimar rendición a Stroessner en lamadrugada del 3 de febrero, no impedía para nada que colaboradores cercanos al exdictador se sumaran a un movimiento político en gestación que básicamente seguía las mismas pautas de Stroessner: control de las finanzas públicas, repartición de espacios depoder, porcentajes que debían ser recogidos en aduanas y luego distribuidos entre quienes habían nombrado en ese cargo .. fueron parte del mismo catecismo autoritario que continuó en la transición. Como es habitual en la vida política nacional, el azar jugó su propio partido en la transición. Oviedo quería un leal como candidato y escogió a Horacio Galeano Perrone, los sectores financieros del partido colorado que habían acumulado suficiente fortuna para hacerse del poder y que se habían unido en la construcción de la obra de Itaipú propusierona un desconocido de las lides partidarias: Juan Carlos Wasmosy. Esto produjo primero elenojo de Oviedo pero viendo este que su margen de maniobra era menor terminó poraceptar la elección de Rodríguez. Al final era mejor que Argaña con quien disentía abiertamente. Las elecciones de 1993 marcaron un punto de inflexión para el partido colorado. El fraude que había sido parte del libreto de Stroessner no se aceptaba con lamisma disciplina y temor que en los tiempos de la dictadura. El triunfo de Wasmosy fue calificado de fraudulento y a pesar de que el electo quiso renunciar, la tarea de cocción deun resultado amañado tuvo a Lino Oviedo como un protagonista central. Stroessner ganaba las elecciones por márgenes escandalosos. A veces casi llegaba al100% que se reducía solo por dar márgenes de verosimilitud. Todo era fraudulento ycorrupto como el mismo régimen que lo impulsaba. Las urnas eran llenadas incluso a lavista de los seguidores de otros partidos que asentían el robo. Los partidos de oposición eran divididos a cambio de prebendas o de promesas de apertura que nunca fueron cumplidas. La dictadura hizo añicos de las promesas y pactos, usaba el formato para darlecierto sentido de legalidad pero se mofaba en público y privado de quienes habían caídoingenuamente en su juego. La política bajo Stroessner hizo del fraude un mecanismo másde gobernar. Lo exhibía de forma orgullosa con el ánimo de desmoralizar cualquier intentoético de exigir cumplimientos mínimos de las reglas del juego una vez admitidas.Stroessner disfrutaba con alterar sus promesas, con ello ponía en ridículo a sus adversariosal tiempo que elevaba su estatura de dictador omnímodo. Usó al partido colorado demanera reiterada para todos los actos comiciales que fueron convocados y puso a susmejores espadas a defender lo indefendible, a redactar una nueva constitución o a modificarla para permitir su reelección ininterrumpida. La vejación fue un instrumento dedominación y de poder que Stroessner lo usó de forma sistemática y permanente. Sesolazaba viendo como las figuras emblemáticas de su partido como Luis María Argañadefendía el vitaliciado suyo o como argumentaba que Escolástico Ovado debía permanecermás tiempo en prisión que su injusta condena para que luego él en su poder omnímodo locontradijera liberándolo. Vejar es tal vez el modo como Stroessner dominó el pais portanto tiempo. Se aprovecharon de un pueblo manso y turbado que solo quería que sus hijosconcluyeran sus estudios o que retornaran a salvo por las noches. A cambio de silencio,obsecuencia y servilismo. Gran parte de la ciudadanía aceptó la dictadura por estas secretasrazones que viven profundamente en la matriz de un pueblo acostumbrado a las asonadas,migraciones, muertes o persecuciones. El partido colorado colaboró para que la vejaciónfuera un instrumento de dominio. Despojado el ciudadano de su libertad primero solo lequedó algo de dignidad contra la que acometió Stroessner y el partido colorado paraconvertirlo en rehén primero y sometido después. El sistema funcionó muy bien hasta después de su caída. La mayor empresa delpais: el estado podía aun repartir prebendas en grandes cantidades. Sin embargo loscambios económicos de la mano de la globalización impactaron el corazón del sistema. Lapresión por privatizarlas era cada vez mayor y su resistencia directamente proporcional a laangurria de sus administradores de alzarse con algo de un sistema que muchos de elloshabían visto que enriqueció a miles. Pero la libertad supuso un nivel de conciencia mayor.La información jugó un papel fundamental en la labor de exponer ante la opinión publicaun sistema de administración que colisionaba contra el aumento de las demandas socialesque ya no podían ser acalladas con dádivas ocasionales. El estado entró en crisis con eldesplome de las entidades financieras en el ‘95 y ese fue el comienzo del fin del partidocolorado en el poder. Muchos de sus dirigentes más conspicuos fueron expuestos ante laopinión como sinónimos de latrocinio y pillería. La oposición comenzó a organizarseganando municipios y gobernaciones y controlando el congreso desde el año 1993. A pesarde que no se dieron ejemplos rutilantes de administraciones eficaces y honestas y, que elpropio congreso se contentara con las dádivas que el ejecutivo repartía, la concienciaciudadana crecía en directa proporción a la incapacidad de los gobiernos colorados de administrar sus disidencias internas como en 1997 entre Argaña y Oviedo y, la abiertasumisión del poder judicial a los mandatos del ejecutivo.

 

HARTOS DE TANTA INJUSTICIA

 

Este quizás sea el tema central que explique en mucho la caída del partido coloradoen el poder. La dictadura de Stroessner representó como ninguna otra forma de gobierno: loinjusto, lo avieso, lo turbio, lo corrupto y lo ilegal. La dictadura que pretendió disfrazarseen el ritual eleccionario sometió a toda la sociedad pero en particular hizo de la justicia uninstrumento de persecución y un remedo de legalidad. Si los paraguayos se congratularoncon el golpe de febrero de 1989 era porque creían que una nueva justicia nacería con elcambio político. La historia de jueces que rechazaban habeas corpus, fiscales que acusabansin fundamentos, ministros de la Corte absolutamente abyectos al dictador todo esorepresentaba más que ninguno el rostro arbitrario del poder. Y fue en ese terreno donde selibraron las grandes batallas que terminaron con el partido colorado. Primero el cuoteopolítico para la integración de la primera Corte después de la promulgación de la nuevaCarta Magna supuso claramente que serian los políticos los que no solo nombrarían a losministros, jueces o fiscales sino que lo tendrían sometidos a sus designios. Alain Minc decíaen su libro “La borrachera democrática” que hoy el poder estaba en la opinión pública, laprensa y los jueces. El partido colorado a pesar de su descenso en votos luego de la caída deStroessner no quería perder el control de un poder del estado que les permitía la impunidady colocaba a resguardo a los actores políticos. A pesar de no controlar el congreso en sutotalidad sin embargo supo repartir cargos y espacios a la oposición que en vez de unirse ydemandar un cambio del sistema, se conformó con algunos espacios de poder que noponían contra las cuerdas al partido colorado.Si el fraude y la prepotencia de los militantes hizo de aquella convención partidariade octubre de 1997 el inicio de la caída de Stroessner, claramente la manera de actuar y elcomportamiento servil de varios ministros de la Corte terminaron por erosionar al partido yconseguir el repudio ciudadano. No hubiera sido posible la emergencia de Fernando Lugoen aquel 29 de marzo de 2006 si Nicanor Duarte Frutos infatuado por el poder no quisiera llevarse todo por delante y reformar la Constitución para su reelección indefinida. El gritocontra la injusticia y el servilismo de la Corte dominó aquella noche cuando los partidospolíticos representados en el congreso y críticos al coloradismo no se animaron a lideraruna marcha ciudadana por temor a fracasar en su convocatoria. De nuevo el azar jugó su rolen las grandes decisiones políticas del Paraguay. El pueblo se creía con poder para repudiarel matonismo de Duarte Frutos que antes también se había burlado de la normacandidateándose primero para presidente de su partido y luego de ganar el cargo ocuparlopor algunos minutos para demostrar que él se encontraba por encima de la ley. En tiemposautoritarios eso era la norma, en la democracia eso era suficiente para producir unairritación general que se transformó en fuerza electoral en abril del 2008. La actitudautoritaria de Duarte Frutos, su discurso amenazante galvanizó el odio popular hacia sufigura y a favor de un obispo que fue elegido por una Alianza circunstancial que vió en elhe una clara oportunidad de acabar con el largo reinado colorado en el Paraguay. Lacuestión era dejar que el propio Nicanor se convirtiera-sin quererlo- en el principalpropagandista del cambio. El representaba lo que muchos paraguayos detestaban en laprofundidad de sus espíritus. Lo chato, servil, ofensivo, soez que habían dominado eldiscurso del partido colorado en varios momentos de la dictadura de Stroessner pero quehabían emergido de manera más que evidente con los militantes y que había retornado conun Duarte Frutos privado de su reforma constitucional que arremetió con todo lo que seponía a su paso. La postulación para el cargo de senador fue la gota que colmó el vaso. LaConstitución le mandaba ser senador vitalicio, con voz pero sin voto en el congreso. Elánimo de controlar desde ese poder del estado a su candidata Blanca Ovelar (quien tambiénfue postulada en medio de una presunción de fraude) en el caso que llegara al poder, lollevó a cometer otro error craso que lo expuso a niveles caricaturescos cuando renunció alcargo de presidente de la república para intentar jurar infructuosamente el 30 de junio alinicio de sesiones del nuevo congreso. Todo eso fue posible por el sometimiento de lajusticia. Si ella hubiera obrado como debiera haciendo cumplir los mandatosconstitucionales, el resultado sería distinto.. pero en ese caso no sería el modus operandi delviejo partido colorado que terminó con su poder el 20 de abril de 2008. Víctima de laacumulación de sus errores, de su pésima lectura en torno a los cambios producidos en la sociedad paraguaya, de su impenitente vocación de administrar el poder como lo haríaStroessner .. pero en democracia, no entendiendo el abierto contrasentido entre ambosargumentos se inscriben entre las causas de su caída del poder. La expresión literal es másque elocuente, el partido colorado cayó del poder porque se agotó en sus formulasprebendarías y clientelistas. Estas no alcanzaron mas para todos y la repartija se redujo alpunto que en un ministerio se decía que el secretario de estado se llevaba las comisiones dela comida que antes correspondían a funcionarios de menor rango. Con Stroessner eso eracuidadosa y jerárquicamente administrado. Se repartía de acuerdo a los niveles deimportancia para la administración del poder y se seguía un orden de prelación, militancia,lealtad y utilidad. Duarte Frutos y su antecesor González Macchi habían terminado conestas “normas de comportamiento en el poder” lo que degeneró en un caos, despilfarro yaviesa corrupción. Ninguno de los dos hubiera tampoco alcanzado el poder de no mediar elazar en su camino. El mismo que llevó a Stroessner al poder y el que acabó con él. Marzode 1999 significó el vaciamiento del poder, en esa semana se fueron los cinco referentesmás importantes de los partidos y movimientos y, con ellos el presidente Raúl Cubas. Sintodo eso, jamás Duarte Frutos hubiera podido llegar al cargo que llegó y no habría confiadoen demasía en su fortuna y prepotencia en el poder para intentar avasallar todo lo que sepusiera enfrente. Tuvo la oportunidad de pasar a la historia como un líder moderno peroprefirió el modelo perfeccionado por Stroessner: prebendas y canonjías. Nombró a todoslos presidentes de seccionales en cargos públicos en el ánimo que desde esa posiciónchorreara entre sus adherentes los recursos que eran recogidos malhabidamente. Noentendió jamás que la opinión pública no aceptaba ese modelo y que sus propios seguidoresno alcanzaban los beneficios que antes con menos población y demandas era relativamentefácil administrar. Stroessner era mesurado a diferencia de sus seguidores que se disputabanen vehemencia y abyección. Duarte Frutos encarnó a estos últimos desde la presidencia yperdió el respeto de miles. Cuando echó mano al fraude en las internas donde el partidocolorado permitió que un ciudadano argentino, Osvaldo Domínguez Dibb, participara delos comicios presidenciales primero y de presidente de la junta de gobierno después, lasensación de repudio había llegado al interior de su propio partido. Cuando luego depotenciar y estimular los liderazgos marginales nombró a Blanca Ovelar como signo modernidad, el daño a su estructura de poder estaba consumado. Como el senil y debilitadoStroessner que permitió la irrupción de los militantes sobre los tradicionalistas, DuarteFrutos en su laberinto se equivocó de tiempo y de libreto y en consecuencia cayó con elretazo de su partido que lo había sostenido en el poder. Paraguay, “un país salvajementeconservador” tolera muchas cosas pero a falta de evangelio se fija mucho en las formas.Duarte Frutos como Stroessner en 1989 perdió el sentido del ritual partidario y creyótontamente que podía remontar con gritos, alaridos, amenazas y bravuconadas. El resultadole demostró que quien no respondió los insultos y casi no hizo algún discurso que serecordara por su elocuencia, terminó concentrando el voto opositor, de los coloradosdescontentos y de sectores sociales emergentes en menor grado.Si Stroessner cayó porque perdió el control de los ejes de un poder entramado sobreuna red de prebendas, un marco de terror, unas condiciones internacionales favorables, ungran ingreso de dólares por la construcción de las presas especialmente Itaipu, DuarteFrutos y el partido colorado perdieron el poder porque no entendieron nunca el grado derepudio y de rechazo que generó en miles de paraguayos, muchos de ellos de su propiopartido, su estilo autoritario y soez acompañado de una caterva mediocre con quienesdisfrutaba la humillación constante y la degradación permanente de su dignidad. Stroessnertambién sentía el mismo placer y lo hacía frente a varios de sus colaboradores parademostrar que él era el único dispensador de elogios o de insultos. Disfrutaba ante muchosde esa vejación permanente que sin lugar a dudas es un factor heredado de las dictadurasque impide la convocatoria de los talentosos e inteligentes a la administración pública.Stroessner dice que abofeteaba en público y extendía su diestra con algún movimiento decuerpo en directa proporción al mensaje que quería hacer llegar. Duarte Frutos lo hacía consus cercanos colaboradores, el presidente interino del partido colorado Herminio Cáceres,otra muestra de la decadencia de la ANR, era un sujeto en el que las chanzas públicas deDuarte Frutos encontraba un personaje predilecto. Debido a su limitada capacidad einteligencia que lo demostraba en cada entrevista periodística, el ultimo mandatariocolorado se mofaba de él diciendo que “el pañuelo del partido no debería llevarlo en elcuello sino en la boca” despertando una hilaridad cómplice entre los presentes que sesentían satisfechos de haber sido participes de tamaña demostración de poder.

 

 

LECTURAS EQUIVOCADAS

 

Stroessner se fué del poder en 1989 y murió en el 2007 a la edad de 95 años. Soloconcedió una entrevista en el exilio en Brasilia. Fue para el diario británico “TheIndependent” en sus comienzos de un extrañamiento de 18 años tiempo suficiente no solopara ver como muchos de sus ex colaboradores continuaban vigentes sino que sus métodosde gobierno lo hayan sobrevivido. Observó como el congreso y la justicia otorgabanreparaciones a las víctimas de la dictadura mientras sus bienes y de quienes consolidaron supoder, no eran tocados para nada. Millonarias sumas de dinero fueron pagadas por el dinerodel mismo pueblo que sufrió las vejaciones de la dictadura. Otra prueba más de lasinjusticias que terminaron con el partido colorado y que acabaran con otros partidos o movimientos porque si algo acabó el 20 de abril es al miedo a cambiar o a elegir nuevos gobernantes. Ahora quien pretenda seguir con lo mismo tendrá un final temprano. Nuestras democracias latinoamericanas se deciden máshoy más en las calles que en lasinstituciones representativas. Cubas, De la Rúa, Sánchez de Lozada, Lucio Gutiérrez,Alberto Fujimori, Jamil Mahuad pueden dar fé de ello. Lo que se dice en realidad traduciendo el malestar del pueblo, es que las democracias que creen que aun se puede gobernar y permanecer en el poder por un tiempo ilimitado yendo en contra de la opinión pública y de la conciencia que se forma atraves de la prensa, están equivocados. Hoy esto ha cambiado. Y si el partido colorado está hoy en la llanura es claramente porque se agotó. No pudo recrearse en la única matriz que conocía: el modelo prebendario y clientelista afinado por Stroessner. No comprendió sus contradicciones y nunca las asumió, creía tontamente que la polka, el naco y el caballo eran suficientes para mantener el simbolismode un partido “agrarista” que empobreció, hizo emigrar, fraccionó a las familias, destruyó elmedio ambiente y permitió el ingreso de latifundistas brasileños que huían de los altosimpuestos y costos de la tierra en su pais de origen. En el Paraguay, “el partido de los campesinos” no pudo sostener más su incoherencia y cayó víctima de ella. El desprendimiento del oviedismo y el hartazgo del fraude en las internas también un jugaron un rol preponderante de un partido que a pesar de su derrota aun mantiene un nivel deadhesión importante que necesita con urgencia aggiornarse y en ese proceso modificar sus pautas de conducta en el poder que generalmente son replicados en los partidos denominados de oposición que hoy están en el poder. Si el partido colorado no logra evitar su fraccionamiento, hipótesis altamente probable, le ocurrirá lo del PRI en México que luego de 73 años en el poder fue desalojado del poder en el año 2000 y en la última elección resultó tercero ante la irrupción de grupos escindidos que lograron cuajar su discurso entre amplios sectores emergentes de la vida política mejicana. Renuentes a la modernidad e incapaces de entender los signos de los tiempos organizaciones más complejas y antiguas como la religión católica dieron inicio a procesos de cambio complejos que abrieron el camino a nuevos derroteros. Si se hubiera interpretado que las cartas clavadas a la entrada del templo en Alemania por el monje católico Martin Lutero eran un invitación al debate en torno a cuestiones administrativas yno el argumento para su persecución y posterior cisma, otros serian los senderos no solo enla religión sino de la política mundial. El stronismo o estronerismo se basó en el ejercicio de una ortodoxia en el poder que se contradice con la democracia. Es para analizar cómo pudo en democracia mantenerse 18 años en el poder y como nunca antes se le había contestado sus contradicciones. Solo es explicable porque la misma oposición terminó siendo funcional al sistema que hoy ha dado paso a la irrupción de un nuevo poder administrador. Lo que queda por ver es si las características de gestión autoritaria siguen tan vivas en manos de quienes han hecho historia desalojando a los colorados en el poder. Hay temores fundados que esa matriz cultural se extienda entre los nuevos gobernantes y que ello daría pie a esa afirmación teórica poco optimista que dice que “cuando mas cambia América Latina, mas permanece igual”.Solo el tiempo y la participación ciudadana podrían darnos la respuesta a esteenigma que construyó Stroessner para su tiempo y que ha terminado con el gobierno del partido colorado recientemente. Los pueblos a veces se adelantan a los gobernantes y envían señales que estos se rehúsan a admitir. Carecen por lo general en estos tiempos económicos de sobrevivencia de tiempo para poder influir más, pero han dado muestras es otros países de la región que aquellos mandatos desoídos no son reclamados institucionalmente sino que son referenciados en las calles o rutas donde se librará la futura batalla de la democracia.

 

La que tuvimos nació en fórceps y con los mismos progenitores que la habían proscripto. La primera generación democrática votó en las últimas elecciones y no parece casual que hayan sido ellos los que han comenzado a emerger para indicarles a los partidos y líderes que su paciencia tendrá limites y que aquellos que quieran reeditar el modelo de gestión autoritaria tendrán sus días contados. Stroessner supo montarse a la ola represiva de la “guerra fría” y no dudó en purgar del partido que lo llevó al poder a quienes ingenuamente creían que sería una figura circunstancial. Duarte Frutos creyó que el miedo y el envilecimiento del pueblo paraguayo todavía seguían vigentes. Cuando el repudio fue tan grande y su popularidad tan baja, sus insultos hundieron a su partido y catapultaron a un ex obispo al poder.¿Será de nuevo el azar el que guiará los pasos de los gobiernos que emergen o por el contrario estaremos ante una verdadera revolución que entierre el prebendarismo, la persecución, la mediocridad, la corrupción, el nepotismo y el sectarismo sobre los cuales Stroessner y el partido colorado se mantuvieron en el poder en 35 años de dictadura y 18años de democracia?. La respuesta de nuevo, la dará el tiempo y los ciudadanos ..en especial aquellos que con su mayoría de edad han votado por primera vez el 20 de abril de2008.-

 

ARTICULO PUBLICADO EN LA REVISTA IBEROAMERICA GLOBAL DE LA UNIVERSIDAD HEBREA DE JERUSALEM

Dic.2010

Por Redaccion central

Escritor, abogado, profesor y periodista

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